El molino fue construido hacia 1805 por Tomás Márquez Jarillo y tras estar funcionando más de un siglo y medio, en la década de los 60 dejó de hacerlo, víctima entre otras cosas, del éxodo de vecinos de la localidad a otros puntos de España.
Como vemos, la recuperación cultural de este antiguo molino de Cañaveral pone de manifiesto la sensibilidad de otras Corporaciones municipales a fin de conservar y rescatar a la memoria ciudadana el origen industrial de la localidad. En La Palma del Condado ya no quedan molinos de aceite, ni harineras, pero sí ejemplos muy importantes en torno a la industria bodeguera. Es responsabilidad de nuestra primeras Autoridades rescatar del olvido y poner en valor estas instalaciones fabriles que dieron origen a la ciudad tal y cual la conocemos hoy. Es de justicia.
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