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sábado, 14 de julio de 2007

D. CELESTINO VERDIER MARTÍN

Era natural de Bollullos del Condado. Su padre, D. Juan Verdier, también bodeguero, había nacido en Francia, mientras que su madre era la bollullera Dª Mercedes Martín.

El apellido Verdier ya se documenta en Bollullos en 1845 al menos, época de asiduos afincamientos en el Condado de cosecheros franceses (Verdier, Mathieu, Neble, etc.).

D. Celestino Verdier Martín vivía en la calle Villalba (actual, Cervantes) de Bollullos.

Estaba casado con la bollullera Dª Francisca Clemente Cerón, de padre triguereño (médico) y madre onubense.

En la Guía de Huelva y su provincia de 1888, escrita por José Merelo Casademunt, y en el apartado dedicado a industriales de La Palma, todavía no es citada la bodega Verdier: bien porque aún no había sido fundada, o bien porque aún no había alcanzado esta bodega una suficiente importancia como para ser nombrada en la Guía.

Por el contrario, en una Guía de 1891 (del mismo autor) leemos: “Tiene La Palma magníficas bodegas, siendo entre éstas la más importante la de D. Celestino Verdier”... Ambas Guías han sido consultadas en el Archivo de la Diputación de Huelva.

La Guía comercial provincial de 1905, por su parte, escrita por José Fernández de los Reyes y consultada en el mismo Archivo, ya no cita a Verdier entre los cosecheros de La Palma, y sí nombra, por ejemplo, a Morales-Loewenthal. Igual ocurre en guías de años posteriores, en las que el nombre de Verdier definitivamente ya no aparece nunca más.

Este dato tiene coherencia con un documento conservado en el Archivo Municipal de La Palma (legajo 30º), donde se dice que en marzo de 1904 D. Celestino Verdier Martín puso a la venta fincas rústicas en La Palma... Obviamente, se trata tanto de la bodega en sí como de los corrales de su propiedad anexos a la bodega, en uno de los cuales estaba la chimenea de destilación. Es lógico que esas fincas rústicas fuesen vendidas a distintos dueños, y aisladas así unas de otras con el tiempo. A partir de esas fechas, por tanto, es cuando vendió la bodega a D. Julián Espinosa Escolar. Éste la amplió posteriormente por la parte trasera pero sólo en sus cercanías con la esquina de la calle Condado, no hacia el otro lado trasero donde está la chimenea, terrenos vendidos a otros particulares. Espinosa nunca quemó alcohol en esa bodega, sino que lo hizo siempre en sus destilerías de Almonte.

Las bodegas a nombre de Verdier desaparecieron en 1905 al menos. Este dato es coherente con las siguientes afirmaciones de Agustín de Montes Pérez manifestadas en su artículo “La Palma, vinatera” publicado en la Revista local de Festejos de 1983: “...A finales del siglo pasado [siglo XIX] las firmas francesas Verdier, en Bollullos y en La Palma, y Ribeill en San Juan del Puerto desarrollaron importantes negocios de vinos ligeros, de poca graduación, que se exportaba a Francia. Pero esto fue un negocio circunstancial que no duró muchos años”...

Con respecto al año aproximado de su fundación (1890), recuerdos mantenidos por tradición familiar (familia Ramírez-Madrid) aseveran que las bodegas Verdier de La Palma comenzaron a construirse hacia 1886 ó 1887, siendo los hermanos carpinteros Ramírez Félix los constructores de todo su ventanaje.

Avala este dato la comedia María del Valle de los hermanos Cueva. En efecto, entre los recuerdos de estos entonces niños (residentes en La Palma hasta 1890) plasmados en la obra teatral se cita sistemáticamente a Verdier como la bodega más famosa de La Palma de la época (entre 1887 y 1890). El mayor de ellos, Jorge de la Cueva, había nacido en 1884.

En el legajo 31º del Archivo Municipal de La Palma existe un dato revelador y definitivo. En efecto, en él se dice que en diciembre de 1907 Dª Francisca Clemente (ya viuda de Verdier) vivía en la palmerina calle Almirante Pinzón (Real) nº 56, edificio realmente solariego, y que también era propietaria de las casas contiguas nº 58, 60 y 62, destinadas a almacenes, puertas falsas y accesorias de la bodega... Aproximadamente a las espaldas de esta última casa, es decir, la entonces numerada con el nº 62 (actual confitería), está la chimenea... Este dato corrobora que la chimenea era propiedad de los Verdier.

Las paulatinas ventas de todas esas fincas las fue haciendo Verdier y poco después su viuda durante esos años, es decir, entre 1904 y 1911, siendo el apoderado de las transacciones su yerno D. José de la Torre Mora. La casa principal de morada (actual oficina de la Once) fue adquirida también por Julián Espinosa junto con la bodega en sí.

Ya al menos en verano de 1910 Espinosa era propietario de la bodega y de la casa principal de morada. Algunas referencias indirectas retrotraen la fecha hasta 1907, la cual es más verosímil.

Todavía en mayo de 1911 los herederos de Verdier poseían algunas de esas fincas urbanas de la calle Almirante Pinzón, linderas a la casa-principal ya de Espinosa; pero se encontraban en estado tan ruinoso que el Ayuntamiento les obligó en agosto de ese mismo año a adecentarlas o... a venderlas definitivamente.. “por razones de ornato público”.
Se nota que el negocio vinatero de los Verdier (en La Palma, al menos) si vino cualitativamente abajo a principios del siglo XX, lo que les obligó a irse deshaciendo paulatina pero perentoriamente de todo su patrimonio acumulado en la calle Almirante Pinzón, casas, bodegas, almacenes, corrales y dependencias..., chimenea incluida. Por último Verdier instaló una bodega en San Juan del Puerto en 1906, es decir, cuando cerró la de La Palma. El dato viene recogido en la Guía comercial de Huelva y su provincia de 1906, escrita por Fernández de los Reyes y también conservada en el archivo de la Diputación.

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