
Pero… ¿A quién o a quiénes iba a vender Verdier unas instalaciones bodegueras sino a personas entendidas y metidas en el negocio vinatero, para aprovechar así éstas dichas instalaciones bodegueras? Por eso, su gran bodega (y su adjunta casa de morada) las vendió a Julián Espinosa Escolar, un consagrado bodeguero pero que destilaba en Almonte, mientras que la chimenea y su torre-alambique las vendió al joven Miguel Pichardo Lepe, que por aquel entonces comenzaba a prosperar como bodeguero...
Esta aportación de Miguelángel corroboran, por tanto, en la hipótesis de que Pichardo sí llegó a utilizar la chimenea de Verdier, aunque por poco tiempo pues desde principios de siglo amplió el negocio pero en otra parte, es decir, en la esquina de la calle de las Huertas (Carlos M. Morales) y ya a principios de los años veinte en la esquina con la calle Pilar (actual Cooperativa).
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