Continuamos con la segunda parte de este jugosísimo reportaje realizado por José Lagares e Isabel Vilallonga a pie de derribo. En este caso tenemos primeros planos de los dos operarios picando la chimenea con un martillo eléctrico. Se aprecian en primer plano los peculiares ladrillos curvos y triangulares de finales del siglo XIX. En cualquier caso, se comprueba la solidez de estos últimos 15 metros de la expoliada chimenea... Fíjense en la cara de esfuezo que pone uno de los operarios cuando está taladrando la chimenea, que se muestra bien resistente al martillo. A esa velocidad, resulta cuando menos agónica su destrucción. Y eso que estaba en "ruina inmediata"...
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1 comentario:
Dejo aparte conceptos como indignación, ausencia de seriedad, opción más fácil y rentable para quedarme con un sólo sentimiento que lo resume todo: PENA.
Cuando leí en Wikipedia el artículo "La Palma del Condado" sentí el orgullo -una vez más- de haber nacido palmerino y el resquemor de siempre de que nuestra hermosa ciudad no tuviera reliquias históricas de alto valor, si exceptuamos la ermita del Valle, a la que debía haberse retocado menos a mi juicio, a lo largo de los dos últimos siglos.
Me permito añadir que había un ojo de puente derribado, junto a la Cañada de la Mora y cerca del famoso Charco de las Ánimas, el puente del Palmarejo al que siempre tuve por vestigio árabe. Hoy duerme en el silencio y la luz del fondo del pantano.
En cuanto a la chimenea derribada, el pasado no puede modificarse ni un ápice. Y puesto que no tenemos piedras seculares casi que defender, al menos por ese patrimonio material que atestigua un pasado de riqueza vinícola y agroalimentaria, habrá que moverse para que se reutilicen cuando sea posible y cuando no, se le dé el valor ornamental e histórico que como plumas de tintero que apuntan al infinito, formen el sky-line de un pueblo que puede sentirse orgulloso de su laboriosidad de ayer y de hoy.
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